El pontífice instó a líderes mundiales a anteponer el bienestar colectivo en los diálogos para frenar conflictos armados, resaltando la importancia de la diplomacia y la solidaridad entre naciones en momentos críticos.

El papa León XIV expresó este domingo su deseo de que las negociaciones de paz y los esfuerzos para poner fin las guerras “tengan buen éxito”, en un llamamiento realizado al finalizar el rezo del ángelus en Castel Gandolfo, a las afueras de Roma, donde pasa un periodo de descanso.
“Recemos para que tengan buen éxito los esfuerzos por hacer cesar las guerras y promover la paz, a fin de que en las negociaciones se ponga siempre en primer lugar el bien común de los pueblos”, dijo el pontífice.
León XIV ya había exhortado el pasado miércoles, antes de la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Vladímir Putin en Alaska, a “buscar siempre el diálogo y la labor diplomática” en lugar de recurrir a la violencia, y abogó por un “alto al fuego” en Ucrania.
Durante su intervención, el papa también respondió a preguntas de los periodistas sobre la situación en Gaza, donde expresó su profunda preocupación por la deportación de la población civil e insistió en “resolver la crisis humanitaria”.
León XIV almorzó este domingo con un centenar de pobres en el ‘Borgo Laudato, unos jardines donde el Vaticano ha puesto en marcha un proyecto de defensa de la biodiversidad, en la localidad de Castel Gandolfo, a las fueras de Roma, y donde el pontífice se encuentra pasando unos días de descanso.
En estos jardines, que forman parte del palacio apostólico, se instaló un amplio cenador donde fueron acomodados los 110 invitados, en su mayoría personas pobres asistidas por la diócesis de Albano Laziale, y junto los que almorzó León XIV.
Los asistentes viven en centros de acogida, en casas familia o asistidas para su supervivencia por Cáritas de Albano Laziale, varios de ellos extranjeros.
El papa se sentó en una mesa redonda acompañado de una mujer peruana Rosabal León, que vive en Italia desde hace cinco meses y llegó con su marido y dos hijos, también presentes en la comida, y Gabriella Oliveiro, de 85 años, una de las tantas ancianas y ancianos presentes en esta ocasión y que viven completamente solos.-