Era Navidad y el joven entró a la casa de su mamá desafiando una orden judicial que le prohibía acercarse al domicilio.

Lo primero que vio la mujer cuando volvió fue a su propio hijo sin ropa en un estado alterado, la recibió con amenazas no solo en su contra sino para toda su familia.
El joven no solo violó la orden de restricción, sino que también dio lugar a conflictos familiares y violencia denunciados por la madre.
No era la primera vez que el muchacho de 23 años generaba conflicto. En su contra tenía una denuncia por abuso sexual simple y coacción en contra de una misma víctima: mamá.
En un acuerdo de juicio abreviado al que llegaron las partes durante una audiencia flexible y multipropósito el juez de Orán Aldo Primucci lo condenó a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional por haber cometido los delitos de abuso sexual simple y coacción en concurso real; y amenazas y desobediencia judicial (dos hechos) en concurso real.
En la audiencia, el fiscal propuso un juicio abreviado, oferta que fue aceptada por la defensa del acusado. El joven reconoció los hechos, allanando el camino para una resolución más rápida del caso.
Si bien la condena no implicó su encarcelamiento, quedó sujeta al cumplimiento de una serie de reglas de conducta. En caso de no cumplirlas podría dejarse sin efecto esta modalidad y ordenarse su detención.
Entre las medidas impuestas por el juez, destacan la necesidad de someterse a tratamiento psicológico con el objetivo de abordar las causas subyacentes de su comportamiento, y la restricción de acercarse a las víctimas y a su entorno familiar.-