Con esa frase definió Catherine Carratalá a la situación que viven por no poder abrir las puertas del boliche “Pachá” en la ciudad de Orán. El mismo está cerrado desde noviembre del año pasado.

“Nosotros venimos padeciendo esta situación desde la denuncia que hizo un vecino que vive a 70 metros de nuestro boliche, situación que nos llevó a invertir ya casi $ 50 millones en las tres etapas que hicimos para el trabajo de insonorización. Por ejemplo la tercera etapa sola nos costó $ 19 millones y toda la inversión la hicimos tomando prestamos y con el boliche cerrado”, señaló la vecina.
“La última medición de los decibeles se hizo el pasado 6 de julio y el informe recién se abrió ayer. Todo está certificado por profesionales del Copaipa y un escribano público quienes indican que todo está dentro de los requerimientos reglamentarios pero resulta ahora que quien tiene expediente pide una nueva medición esta vez en la casa del denunciante algo que no tiene ningún sentido”, afirmó Katy.
“La verdad que ya no se que pensar pero por ejemplo el vecino que nos denunció tiene un salón de fiesta al lado de su casa y otro boliche a menos distancia que el nuestro pero nunca los denunció. Hemos abierto nuestras puertas por última vez en noviembre del año pasado y no me parece justo que cada vez que cumplimos con todo lo que nos piden siempre aparezcan con un trámite nuevo. Tenemos coartada nuestra posibilidad de trabajar y esto también perjudica a familias y proveedores que dependen de nosotros”, afirmó la entrevistada.-