El presidente Javier Milei destacó como un logro de su gestión la caída en los niveles de pobreza. Pero instituciones como la UCA afirman que, si bien la pobreza y la indigencia volvieron a los valores que tenían durante el tercer trimestre de 2023 –después de haber pegado un salto en el primer trimestre de 2024–, la pobreza que no se mide únicamente por ingreso, sino también por acceso a derechos y servicios básicos, sigue creciendo. Niñas, niños y adolescentes, los más afectados.

En el discurso de apertura de sesiones del Congreso el presidente Javier Milei aseguró que durante su gestión diez millones de personas salieron de la pobreza. Citó a instituciones como la Universidad Torcuato Di Tella y la UCA y explicó que este indicador, “en una frecuencia semestral, bajó del 56% al 33%”.
Sin embargo, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA (en un informe publicado en febrero de este año) relativiza estos resultados: la pobreza bajó, efectivamente, pero lo hizo a los niveles de 2023 después de pegar un gran salto en el primer trimestre de 2024, y volvió a esos índices con niveles de consumo y de capacidad de ahorro que no se condicen con una reducción significativa de la pobreza. Al examinar otras cuestiones como la seguridad alimentaria, el acceso a la salud, a un empleo decente, educación, servicios públicos y hábitat, “el panorama actual es otro: la pobreza multidimensional aumentó interanualmente de 39,8% a 41,6%”, sostiene el estudio.
El cálculo oficial de pobreza “lo que mide son los ingresos de los hogares y si estos ingresos alcanzan a cubrir el valor de una canasta”, explicó a PERFIL Juan Ignacio Bonfiglio, investigador de esa institución. Pero, agregó, “puede ser que un hogar con sus ingresos supere ese umbral de lo que es la línea de pobreza o de la indigencia, pero que esos ingresos, a pesar de superar ese nivel, no permitan que ese hogar se alimente de manera adecuada, o no cubra sus necesidades de medicamentos o su atención médica. Estos son algunos de los componentes que entran a jugar cuando se define la pobreza de manera multidimensional”.
Al mismo tiempo el documento, titulado “Deudas sociales en lista de espera. Balance Social 2024”, señala que, si bien en el tercer trimestre de 2024 las tasas de pobreza e indigencia llegaron al 38,3% y al 9,2% respectivamente, “hay razones para sostener que se está sobrestimando”.
Si la pobreza se mide desde los ingresos, continuó Bonfiglio, “cuando tenés una volatilidad tan fuerte como la que tuvimos, sobre todo desde mediados de 2023 y los primeros meses de 2024, hay desajustes en el corto plazo que pueden generar un incremento muy fuerte de la pobreza y que ese incremento esté sobrestimado. Y que, cuando todo ese proceso se frena, que es lo que sucedió, ese nivel de pobreza tienda a bajar. Bajó de manera importante según las proyecciones que se pueden hacer sobre los datos disponibles. Ese descenso de la pobreza puede estar sobrestimado también”.
En un contexto de devaluación, liberación de precios y ajuste, explica el estudio de la UCA, “la pobreza creció interanualmente de 38,7% a 54,9%, al mismo tiempo que la indigencia pasó de 8,9% a 20,3%”. Son esos saltos los que se toman como referencia para presentar una caída en los indicadores.-
FUENTE DE LA INFORMACIÓN: PERFIL